LA REBELIÓN DE LAS MASAS: REFLEXIONES EN LA ERA DIGITAL
- Gerson Valdivia
- 9 nov 2023
- 4 Min. de lectura
En 1929, el filósofo español José Ortega y Gasset publicó su influyente obra "La Rebelión de las Masas". En este libro, Ortega analizó la emergencia de una sociedad conformada por individuos anónimos, homogéneos y apáticos, que ejercían un poder colectivo sobre la cultura y la política. A pesar de haber sido escrito hace casi un siglo, las reflexiones de Ortega siguen siendo sorprendentemente relevantes en el contexto del siglo XXI.
El presente siglo ha sido testigo de una transformación sin precedentes en la manera en que las masas se rebelan y ejercen su poder. A medida que la tecnología de la información ha avanzado y la conectividad global se ha vuelto omnipresente, la rebelión de las masas ha adquirido nuevas formas y dimensiones.

El "hombre masa" del siglo XXI podría ser visto como un individuo que se adapta a las tendencias populares, influenciado en gran medida por las redes sociales, los medios de comunicación y la cultura de masas. Se puede argumentar que esta conformidad puede llevar a una pérdida de identidad individual y a una falta de pensamiento crítico. Sin embargo, es importante destacar que no todas las personas en el siglo XXI encajan en esta categoría, y existen diversas identidades, pensamientos y comportamientos dentro de la sociedad actual la cual busca gratificación instantánea, lo que lleva a la superficialidad y a la falta de compromiso con ideas complejas. La falta de profundidad en la cultura y el pensamiento se alinea con la visión de Ortega sobre la masa.
Las redes sociales desempeñan un papel fundamental en la organización y difusión de la rebelión de las masas. Plataformas como Facebook, Twitter (ahora X) e Instagram han sido utilizadas para coordinar protestas, difundir información y crear conciencia sobre cuestiones políticas y sociales. Las tendencias virales y los hashtags pueden catapultar una causa a la atención global en cuestión de horas.
Pero con esto surge también un grave inconveniente, las plataformas digitales a menudo promueven la conformidad y la superficialidad, donde la opinión de la mayoría prevalece sobre la sabiduría y la profundidad de pensamiento, otorgando una relevancia poco merecida a individuos sin un talento definido o de por si insulso, de ahí el surgimiento de los llamados “influencers” que cual flautistas de Hamelin atraen a un número considerable de audiencia que se deja seducir por banalidades o “vidas de éxito” muy alejadas de la realidad, que solo buscan apaciguar la frustración de la gente ante la realidad, la cual debe ser eludida a través de cualquier medio. A pesar de sus beneficios, las redes sociales también han sido un caldo de cultivo para la desinformación y la polarización. La facilidad con la que se pueden difundir noticias falsas y teorías de conspiración presenta desafíos significativos para la comprensión de la verdad.

La política contemporánea a menudo se caracteriza por el ascenso de líderes populistas que apelan a las masas con discursos simplificados y promesas superficiales. La influencia de la masa en la toma de decisiones políticas es más evidente que nunca. Esto puede llevar a la toma de decisiones políticas impulsadas por la emotividad y la demagogia en lugar de la deliberación cuidadosa. La conformidad y la uniformidad de pensamiento, como las que Ortega y Gasset critica en "La Rebelión de las Masas", pueden contribuir a la polarización política. Las personas pueden agruparse en "tribus" ideológicas, reforzando sus creencias y rechazando cualquier idea contraria. Esto hace que el debate político sea más divisivo y menos orientado hacia la cooperación y el compromiso, en pocas palabras, el adoctrinamiento es mucho más fácil de ejecutar en una sociedad cada vez menos pensante e influenciable.
En una sociedad donde las masas se imponen y la opinión popular prevalece sobre la experiencia y la experticia, es posible que las decisiones políticas importantes se tomen sin la debida consideración de los hechos y la investigación. Esto puede resultar en políticas ineficaces o decisiones perjudiciales para la sociedad.
La conformidad y la pasividad pueden llevar a una falta de compromiso cívico. Las personas pueden abstenerse de participar activamente en el proceso político o pueden dejar de ser ciudadanos informados y críticos, lo que socava la salud de la democracia.
La rebelión de las masas en el siglo XXI ha sido profundamente influenciada por la revolución digital y la conectividad global. Si bien estas herramientas han empoderado a las masas y han facilitado la difusión de causas importantes, también han presentado desafíos en forma de desinformación y polarización. En este nuevo panorama, la habilidad para ejercer el poder de manera efectiva depende de la capacidad de discernir la verdad de la ficción y de mantener un sentido de solidaridad global en busca del cambio. Las preocupaciones de Ortega sobre la superficialidad, la conformidad y la falta de profundidad en la cultura y la política siguen siendo aplicables en el mundo actual. Para abordar los desafíos de la sociedad contemporánea, es esencial considerar las ideas del filósofo español y buscar formas de fomentar la autenticidad, la reflexión y la excelencia en un mundo dominado por las masas.
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